De ésta forma nos evitamos el stress de ir a recoger el chip y el dorsal en cada carrera, que seguro que tanto afecta a nuestras marcas posteriores en la carrera, al restar concentración.
Esta primer prueba del Circuito discurre por el Polígono Vara de Quart .
De ésta forma y ya ansiosos de iniciar las pruebas, quedamos media hora antes de la carrera en la zona de recogida de dorsales. Una vez estuvimos los cuatro, pues M.Angeles no vino a correrla porque si fue a la nieve con una amiga, fuimos poco a poco a situarnos en la salida.
Muchísima gente apuntada, y como siempre, ambiente festivo y de buen rollo. Vale la pena totalmente, aparte de obligarte a hacer algo de deporte (quien me lo iba a decir hace medio año que iba a estar corriendo éstas pruebas), vivir desde dentro de la carrera el ambiente no competitivo de la misma. Como he dicho alguna vez, esto es una prueba contra tí mismo y contra las metas que tu mismo te marques. La alegría que recuerdo tenía cuando solo me faltaba girar una esquina para llegar a la recta de meta en mi primera prueba de Quart de Poblet, seguro que era comparable con la del ganador de esa carrera, y eso que quedé cuarto por la cola. Pepe, con su dorsal 6120
El recorrido oficial del mismo es de 7.285 metros. La segunda prueba de más recorrido del Circuito, solo superada por la de Benimaclet, que será la última. Iniciamos el recorrido desde la Avda.Tres Cruces. Nada más dar la salida, Alfredo desapareció, ya quedándonos Pepe,Miquel y yo hasta que iniciamos la recta de la Avda.Tres Forques, donde cada uno iniciamos nuestra propia lucha.
A partir de ahí, recorrimos Archiduque Carlos, entre gente que se acumulaba en las aceras mirándonos pasar. A partir de ese punto la carrera se hizo más desagradable y pesada, pues dejamos la zona de vivienda para entrar en el Polígono Vara de Quart, con lo que el recorrido se hizo feo. A destacar en ésta carrera la caída de un corredor delante mío, que se distrajo mirando a los corredores que nos cruzabamos en una de las zonas y se tropezó con un bordillo. También la pequeña subida que hay al entrar en la zona de la Ciudad Ros Casares, que al ser imprevista se hace pesada.
El último kilómetro de la carrera se me hizo bastante pesado, con un fuerte dolor en las piernas, aun así luché para arañar unos segundos a mi tiempo apretando los dientes y no dejarme caer en una pajara que me hubiera hecho perder mucho tiempo en los últimos metros. Finalmente, una vez pasada la meta, y recoger la botella de agua y de Aquarius, nos reunimos en un punto de encuentro los cuatro para contarnos nuestras peripecias.