domingo, 11 de julio de 2010

IX Volta a Peu a les Platjes de Valencia


Viernes 9 de julio de 2010. Miquel y yo nos hemos apuntado a la mayor locura de carrera que hemos corrido, y supongo correremos, hasta la fecha. Es la novena edicion de la Vuelta a Pie a la playas de Valencia.
Así que en torno a las 19:00 horas quedamos con Miquel en la playa, a la altura del Balneario, donde estaba la zona de recogida de dorsales. Al recoger el dorsal nos regalaron una camiseta, que si la llevábamos en la linea de llegada, nos regalaban una gorra.

Miquel y Eduardo todavía confiados sin saber lo que esperaba

Así que, como nos costaba poco, nos retiramos nuestras camisetas y nos pusimos las "oficiales" de la prueba, y nos adentramos en la playa a dejar los trastos , donde Eva, Paula y Vera estarían durante la prueba jugando con la arena y bañandose. Nos hicimos la foto que hay arriba de éstas líneas, sin saber exactamente lo que nos esperaba.
Cuando faltaba 15 minutos para las 20:00 horas, decidimos ir a calentar un poco.....y aquí fue donde nos dimos cuenta de lo que nos venía encima. Correr cinco metros era como si hubieramos corrido 1 kilómetro en asfalto. Era imposible correr, y cada paso que dábamos era un esfuerzo titánico.
Muertos de miedo segundos antes del comienzo

Total, que una vez visto el esfuerzo que íbamos a necesitar, nos pusimos en el pelotón de salida, donde más que nunca daba igual estar un poco más delante que después, pues esto era una prueba de superviviencia. El reto dejó de ser hacer una determinada marca o correr por debajo de tanto el minuto, era llegar.
Así que la carrera comenzó y a los 100 metros solo se oían expresiones, con perdón pero solo es verídico, como: "jodeer", "la ostia" , "ostia pu..", "es imposible correr...". A los 200 metros un corredor no se percató que había un pasillo de madera de accedo a la playa, y se fue de bruces al propio pasillo. Así que me distancie unos 15 metros de Miquel y seguí corriendo como podía. La gente se iba parando y seguía caminando al no poder más.
Así que unos 100 metros antes de llegar al final de la recta y emprender el regreso, mi cuerpo no pudo más y me puse a andar. Miré hacia atrás, y vi a Miquel a unos 10 metros. Volví a correr pero al minuto me tuve que detener de nuevo y seguir caminando. Al poco me alcanzó Miquel.
Miquel llega destrozado a meta

Cuando llegó a mi altura no hacía falta que me dijera nada.La cara lo decía todo. Estaba igual de agotado que yo, pero me dijo que él no pensaba andar. Así que comenzé a correr y a los 50 metros volví a andar, mientras Miquel continuaba a su ritmo corriendo. Cuando se me escapaba unos 10 metros, comenzaba a correr y me ponía a su altura. Entonces volvía a parar y así estuve hasta la línea de meta. Fue totalmente agotador. En una de la innumerables ocasiones que después de descolgarme le alcancé le hice el comentario de si sabía que prácticamente iba andando salvo que iba moviendo los brazos como si corriera. Nos medio reimos los dos, con las pocas fuerzas que quedaban, mientras divisábamos a lo lejos el globo hinchable de la línea de meta.


Llegamos a meta cogidos de la mano de Paula y Vera
Cuando ya nos faltaban solo 200 metros para la meta, decidimos entre risas entrar en meta cogidos de la mano. La verdad que lo único que pensábamos era que nos faltaba poco. A lo lejos ví a Paula y a Vera esperándonos, así que cuando llegamos a su altura, nos cogimos los cuatro y entramos en meta. !!!!!!!!!!Lo habíamos logrado!!!!!!!!!!!
El médico de la Cruz Roja nos obligó enseguida a quitarnos la camisa para transpirar mejor. Nunca había sudado tanto una camiseta. Pesaba el doble que cuando me la puse seca. Recogimos las gorras, y Eva nos hizo ésta foto:
Nos hicieron quitar las camisetas nada mas llegar los de la Cruz Roja
Salimos de la arena camino hacia el paseo para ver si nos daban una botella de agua, pero se había agotado, así que lo única que había era una cola para recoger un vaso de cerveza, lógicamente Amstel, que era patrocinador de la prueba. Una fresca y rica cerveza.
De ahí nos fuimos a la playa donde nos esperaban Eva , Paula y Vera . Nos quitamos las zapatillas que llevaban un kilo de arena cada una, y nos dimos un merecido y relajante baño en el mar.

Bien, y para que nos demos una idea de la dureza de la pueba, ahí van los datos. En ésta ocasión, y primera por cierto, son los mismos datos al llegar juntos a meta.
La prueba oficialmente era de 4.000 metros, si bien mi GPS calculó 3.700 metros, que realizamos en un tiempo de 36:16 minutos. La media por kilómetro: 9:48 minutos . Es decir, más de 3 minutos y medio de más que la media de una prueba por asfalto.
No se si volveremos a correr una prueba de éstas, pero si lo hacemos, es que nos hemos vuelto totalemte locos!!!






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